miércoles, 17 de febrero de 2016

Despreciar nuestro poder creador...


Muchos de nosotros hemos hecho a lo largo de nuestras vidas ¨pedidos de oración¨ para que otras personas se unan para revertir alguna situación… Y analizando el tema, creo que es un desprecio absoluto hacia nuestro propio poder creador

Pensemos: Si nosotros mismos no tenemos la intención de crear una nueva realidad en nuestra propia vida ¿qué podemos esperar de los demás, que apenas ni nos conocen? (O, al menos, nos conocen menos que nosotros mismos…)

Pedir a los demás es ¨desconectar nuestro Ser de aquello que nos pasa¨... y ubicar lo que nos pasa, en la vereda de enfrente...

Nos enseñaron a pedir que alguien (exterior a nosotros) venga a socorrernos y a otorgarnos lo que tanto anhelamos. Y lo aprendimos muy bien, ya que dejamos de creer que nosotros mismos podíamos lograrlo.

En una escala jerárquica nos ubicamos ¨abajo¨... y adjudicamos a quien está ¨arriba¨ el poder de darnos lo que pedimos...

Es fácil entregar la responsabilidad del poder...

Lo difícil es empezar a descubrirlo en nosotros.

Si supiéramos qué grande es nuestro potencial...

¿Acaso nos olvidamos de nuestro infinito poder creador? ¿O no nos interesa, así podemos ubicarnos en el lugar de víctimas?

Quizás lo que pidamos sea lo que nuestra mente (que por momentos se vuelve infantil) desea... 
Quizás el fruto de la creación se concrete de una manera más sutil, la cual no percibimos aún porque seguimos insistiendo en ver el producto de una forma muy caprichosa o concreta... 
Es decir, no siempre las creaciones se dan de la manera como estamos acostumbrados a ver... 
Si aprendiéramos a ¨elevar nuestra consciencia¨ percibiríamos la realidad desde una perspectiva maravillosamente evolucionada y expandida... Y nuestras creaciones se producirían siguiendo esa óptica...

Por otra parte en numerosas ocasiones nos hemos unido en grupos para visualizar un objetivo determinado. Aclaro que unirnos para potenciar una buena intención, no está mal y es maravilloso, siempre y cuando en medio de la multitud no se delegue la acción en el prójimo.

Ya llegó el momento de dejar de adjudicar el poder creador a los demás, reconociendo, en cambio, lo que a nosotros nos corresponde crear o cambiar. 

Y si creemos que eso es imposible, tendremos razón: así será.

Namasté... 

Stella Maris


Pulsando en la siguiente imagen, te regalo todas...



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