martes, 26 de diciembre de 2017

El Hijo Pródigo y nuestra ascensión


Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos le pidió a su padre que le dé la parte de la herencia que le correspondía y se marchó a un país lejano donde malgastó su herencia. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extremo en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Después de un tiempo se arrepintió y volvió a verlo a su padre, a quien le pidió perdón. El padre hizo un festín en honor al hijo que había regresado. El otro hijo viendo la reacción del padre ante su hermano, se irritó pues lo consideró injusto, ya que él había permanecido siempre al lado del padre ayudándolo, y nunca había sido reconocido con semejante festín. Pero el padre le explicó que todo lo que es de él, también lo es del hijo, y que decidió festejar porque el hijo que se había ido, regresó; estaba muerto y volvió a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.
La parábola del hijo pródigo ha sido interpretada a lo largo de los años haciendo referencia a la misericordia y el amor de Dios hacia sus hijos, caracterizando a la humanidad como ¨pecadora¨, y a Dios como el Ser que perdona tales pecados. Creo que debiéramos darnos el permiso de poder ver más allá de las explicaciones de la Iglesia, en donde la culpa y el pecado marcaron a fuego nuestro corazón.
Todos procedemos de la Fuente, y hemos decidido experimentar la vida en este plano de 3° dimensión, el cual se caracteriza fundamentalmente por la dualidad. Un claro ejemplo de dualidad es percibir la dicotomía entre luz y oscuridad, y en muchas ocasiones sucumbimos en la incapacidad de poder integrar la luz que todos poseemos, para potenciarla y así lograr volver a la Fuente.
Cuando el hijo pródigo reclama la herencia del padre, podríamos interpretar que se refiere a que él se hace consciente de la Luz que le pertenece por proceder de la Fuente. Pero voluntariamente ¨se aleja¨, es decir, estando primariamente en la Fuente decide experimentar la 3° dimensión. Entonces, él vive durante un período determinado en este plano en el cual en numerosas ocasiones se deja llevar por los engaños de una vida materialista y aparentemente placentera, en la cual consume hasta apagar casi por completo su propia Luz.
Aquí, en este plano, es donde conoce la oscuridad, y en medio de ella, decide volver a percibir la Luz y elige ascender nuevamente a la Fuente. El padre (la Fuente) no lo castiga por haber decidido venir a este plano, sino que organiza una gran fiesta porque su hijo elige voluntariamente volver a la Fuente. En realidad si nos quedamos viendo la ¨gran fiesta¨, es decir, el ¨premio exterior¨ (tal como hizo su hermano que, irritado, recriminó tal decisión del padre) nos estaremos perdiendo el sentido de esta parábola.
La parábola nos indica que vinimos a esta dimensión para anclar la Luz de la Fuente en la Tierra. Pero a menudo nos distraemos con lo material y aparentemente placentero de este plano, tal como en un principio hizo el hijo pródigo. Y miramos hacia afuera, olvidándonos nuestra procedencia y nuestra misión. Vemos la película como si no fuésemos (todos nosotros) los actores que de antemano escribimos el guión.
Recordar el AMOR INCONDICIONAL que traemos todos en nuestro Ser, y TRABAJAR para TOMAR CONSCIENCIA que vinimos a desarrollarlo a través de las experiencias que ELEGIMOS VIVIR, es parte del proceso.
¡Que nuestro paso por la Tierra valga la pena...!
No podemos seguir transitando como si los "demás" fuesen los únicos que deben "despertar y cambiar"... si justamente (antes de venir a este plano) a los "demás" les hemos pedido que a través de sus acciones, nos ayuden a desarrollar el Amor incondicional. El rol de víctimas lo hemos cumplido muy bien. Ahora es tiempo de tomar las riendas para ser protagonistas de nuestra propia vida.  Los "demás", en especial quienes generan emociones negativas, cumplen roles en esta película, y esos roles fueron escritos de común acuerdo con nosotros, antes de venir. ¿Por qué nos enojamos con "ellos"? ¿Para seguir distraídos?  Ojo, no se trata de "poner la otra mejilla" para recibir los golpes, sino de tomar consciencia de que aún tenemos aspectos que debemos transmutar en nosotros para desarrollar el Amor incondicional que tanto nos ha costado reconocer en los demás y en especial, en nosotros mismos...
Si todos estamos en este mismo plano y nos creemos "más despiertos" que otros, es que todavía muy dormidos estamos. 
ANALICEMOS desde NUESTRO CORAZÓN:  Los "dormidos" NO son tales, pues están INTERPRETANDO ESE ROL en la película de nuestra vida, para AYUDARNOS a desarrollar nuestra HUMILDAD, nuestro RESPETO, nuestra TOLERANCIA, nuestra PACIENCIA y sobre todo nuestro AMOR INCONDICIONAL...  ¡¡¡Nada menos...!!! Ellos están allí, en nuestro camino, esperando a que descubramos qué es el real despertar... Entonces... ¿quién dijo que "ellos" están "dormidos"?
Si reaccionamos con odio, una parte le llegará al prójimo, pero el resto (la mayor parte) quedará en nosotros. Si sentimos y esparcimos amor, se multiplicará en nosotros. La mayor parte de la humanidad reacciona respondiendo con lo mismo que recibió. A eso le llaman justicia, aunque saben que más de una vez se trata de venganza. Los sabios, en cambio, responden siempre con amor, es decir, de acuerdo a lo que saben que merecen multiplicar en ellos mismos.
Una manera de amar es recordar que el otro es diferente a uno, y que nunca podremos "ponernos en su lugar", sin hacerlo (erróneamente) desde "el nuestro..." El amor es altruísta. El alma del otro necesita experimentar una serie de aprendizajes para desarrollar su misión y recordar el camino de regreso a Casa. Entonces, si "por el bien del otro" queremos apartarlo del camino trazado por su propia alma para que recorra el camino que nosotros recorremos, en realidad no lo haremos "por su bien"... y no estaremos amándolo. 
Amar es una de las acciones más difíciles de entender y de ejercer, porque lo hacemos desde nuestra historia, y a veces nos enojamos o nos entristecemos cuando vemos que la historia del otro no es como nosotros la deseábamos... Acaso el hermano del hijo pródigo lo amó y se alegró porque había recobrado su Luz al volver a la Fuente? (¿Y NOSOTROS nos alegramos cuando a los demás les va bien...?)

Amar es respetar, aceptar las diferencias, ayudar a desarrollar las potencialidades ajenas aunque impliquen que quizás no estemos involucrados en sus decisiones ni en su vida... Y cuando el alma del otro esté lista para partir, será una decisión llena de amor ayudarla a elevarse en lugar de llorar reteniéndola.
Amar es soltar... para descubrir la verdadera conexión...
Creo que para ascender deberemos trascender la dualidad... y ver la sombra de los demás como un espejo de sombras que también nosotros hemos tenido... 
¿Nos creemos mejores cuando nos ubicamos en la vereda de enfrente? Cuando nos encontramos ante experiencias o personas que nos lastiman, decimos que ¨Ellos fueron muy malos¨ ¿Pero cómo obramos nosotros? ¿Les enviamos Amor y Luz? ¿O decimos que "no lo merecen"? No defiendo la oscuridad, sólo intento no ampliar la mía al condenarlos, sabiendo que todo es perfecto y que nuestras almas necesitaron encontrarse a esos "malos" para recordar expandir nuestra luz... Si ellos no estuviesen, quizás ni siquiera aprenderíamos a expandir Amor... porque dar Amor al bueno, es fácil... cualquiera lo hace... pero descubrir la luz (aunque sea muy pequeña) en el "malo" y ayudar a potenciar esa luz, es sólo para sabios...
Queremos alcanzar la iluminación, pues iluminemos a todos... en especial a quienes han olvidado su luz...
Enviemos luz, amor y paz a todos... para que todos nos elevemos.
Ellos, los "malos" no están cumpliendo su rol por casualidad... No quiero decir que pongamos la otra mejilla, sino que dándonos nuestro lugar, expandamos nuestra luz.
Todos tenemos luz y oscuridad... si alguno se enorgullece creyendo que no es así, lo invito a que se fije que aún sigue en 3° dimensión, igual que aquél al cual señala... La dualidad es propia de esta dimensión. Si bien somos seres multidimensionales, cuando remarcamos la dualidad no estamos vibrando en dimensiones superiores...

Volviendo a la Parábola, puedo afirmar que todos somos ¨Hijos Pródigos¨ cuando habiendo reconocido la propia oscuridad, nos perdonamos, nos abrazamos, y elegimos hacer brillar nuestra luz, reconociendo y potenciando a su vez, la luz ajena. Llegar a ser ¨Hijo Pródigo¨ tendrá para cada persona un objetivo diferente, de acuerdo a lo que vino a aprender en el Planeta. Para algunos será alcanzar la humildad, para otros será la paciencia, o la solidaridad, la prudencia, el arrojo, la constancia, la aceptación, la fe, la alegría, el amor, la paz... En cada acción que nos conectemos con la Luz y la expandamos, nuestro corazón estará organizando ¨la gran fiesta¨ tal como decidió hacer el padre del Hijo Pródigo. 
Namasté
Stella Maris


Pulsando en la siguiente imagen accederás a ver todas...


Pulsando en la siguiente imagen accederás a ver todos los TEMAS del BLOG:



No hay comentarios.:

Publicar un comentario