¿Somos víctimas o somos la causa de la creación de realidades?
El término egrégor o egrégora significa "alma colectiva", "espíritu en común", en el sentido de idea, objetivos, deseos, pensamientos, pasión, etcétera, es decir, sinergias que constituyen y dan sentido a un grupo.
Un egregor es una acumulación de energía, una masa de vibraciones que se concentra en planos no físicos, desde el etérico al mental, y que está asociado a un determinado concepto, arquetipo, emoción, forma de pensamiento, etc. Hay egregores positivos, o podríamos decir que compuestos por energías de carga positiva, y hay egregores que son todo lo contrario, asociados a miedos, temores, y todo el abanico de emociones y energías derivados de ellos.
Hay egregores que se crean, por ejemplo, cuando miles de personas piensan y proyectan un cierto tipo de energía sobre un concepto, persona, idea, evento u objeto, apareciendo un campo energético asociado a ese evento, persona u objeto al que, entonces, una vez creado, todo el mundo que se “une” y “sigue” a ese evento, objeto o persona, puede sentir la conexión energética, su “peso” sobre tu psique, sus efectos, sus beneficios o sus historias miles asociadas, consciente o inconscientemente.
Para que se cree un egregor con cierta potencia y poder, tiene que haber una cantidad de energía mínima sostenida en el tiempo que cree, forme y mantenga esa bolsa de vibración. Una sola idea o pensamiento de una sola persona no crea un egregor sobre esa idea o pensamiento, pero varias personas conectando con esa idea, o concepto, durante un cierto tiempo, y de forma regular, sí que lo hace.
Un egrégor es aquella energía mental que soporta a una idea o a un ideal específico. Podríamos decir que el egrégor es una especie de “cooperativa de energía mental” pues se nutre del aporte mental de las personas que trabajan en pos de ese ideal, pero a la vez les retribuye energéticamente. Es una condensación bajo una forma determinada de pensamientos, deseos y sentimientos de la humanidad. Así en el plano astral, psíquico y en ciertos niveles del plano mental, tendremos una serie de egrégores o formas psíquicas que tienen que ver con estados de conciencia humana. Cualquier idea o grupo humano organizado posee su egrégor: un equipo de fútbol o de béisbol, un partido político, una religión o una marca de gaseosas, etc.
El nacionalismo es una manifestación de la fuerza proveniente del egrégor de la patria, que con sus símbolos y signos nos liga a un país determinado. Los aficionados a un equipo, cuando gritan en explosiones de euforia en un partido, dan energía mental a ese egrégor. El egrégor está formado por la energía mental que han aportado personas a través del tiempo, cuando han trabajado por fortalecer una idea. La fuerza de un egrégor está relacionada con la cantidad de personas que han compartido ese ideal, así como con el poder, la perseverancia y la calidad de los pensamientos y las acciones de esas personas. Entre más tiempo se mantenga y más personas lo nutran, el egrégor será más poderoso.
Si el número de personas se reduce, disminuyendo por ende el aporte energético, el egrégor se debilita y podría incluso llegar a desaparecer.
Algunos egrégores tienen asentamiento en lugares físicos concretos que en algunas ocasiones han sido especialmente seleccionados, tal es el caso de los sitios considerados sagrados o los que han sido dedicados al culto o alabanza de algún santo milagroso. A esos lugares concurren personas, que con sus oraciones y sus pensamientos nutren al egrégor, y éste por su parte responde ayudando a que se cumplan los deseos de las personas que lo alimentan. Los egrégores no son ni buenos ni malos, únicamente van a responder a las características del ideal al que están ligados. Va a ser muy distinto el egrégor de una religión al de un partido político o el de un país al de un producto de venta masiva. Cada uno de estos egrégores es acorde con los principios de su idea progenitora.
Ciertamente los egrégores pueden ser creados consciente o inconscientemente. No importa si el egrégor ha sido creado consciente o inconscientemente, éste va a responder de acuerdo a los principios propios de la idea que le da arraigo. Si esa idea es de paz, el egrégor responderá pacíficamente. Si esa idea es de agresividad, responderá en forma agresiva. Lo que sí debemos recordar es que el egrégor no es racional, funciona siempre de manera “automática.”
Entonces...
Prestemos atención a lo que Pensamos… Debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos, pues los Egrégores son "creaciones" nuestras, creaciones de cada uno de nosotros, todos creamos Egrégores
Esta energía PENSANTE de creación nuestra es un Egrégor, es como un HIJO creado por su Creador (nosotros).
Este Hijo existe en un plano etérico y como es nuestro hijo, nosotros lo debemos mantener. Este hijo si lo hemos cargado con odios, sufrimientos y rabias, esta será su esencia.
Constantemente estamos emitiendo pensamientos desde nuestro cuerpo mental, es una actividad incesante y muchas veces sin la conciencia completamente despierta.
Con el poder de la mente gobernamos las células de nuestro cuerpo, lo que ocurre en nuestra mente se refleja y manifiesta como un espejo en nuestro cuerpo físico, emocional, espiritual, etc.
Los pensamientos son energías que se acumulan en nuestros cuerpos y otra parte de ellos se expanden y salen a la atmósfera, son entidades que funcionan de acuerdo a la dirección que le hemos dado. El ojo humano no está capacitado para "ver" estas energías, sin embargo nos afectan positiva o negativamente, muchas veces nos ha pasado que "sentimos" antipático a alguien que recién conocemos, aún sin saber casi nada de él, sin embargo hay personas que nos atraen y buscamos su compañía sin tener una razón muy clara. Lo mismo nos pasa en los lugares que visitamos.
Existirían básicamente dos tipos de pensamientos; los positivos y los negativos. (Por supuesto que dentro de esta clasificación hay diversos matices) Los pensamientos negativos son opacos, oscuros, de baja vibración, afectan a quienes van dirigidos y rodean al individuo que los emitió en una atmósfera pesada, oscura, como algunos llaman con "malas vibraciones". Así el individuo crea lo que se llama Egrégores negativos. Por el contrario, los pensamientos altruistas, positivos, siembran en nuestro subconsciente un semillero maravilloso con vibraciones luminosas, estimulándolas en lo positivo, en lo luminoso, nos proporcionan salud, paz, armonía, energía, etc. Estos son los Egrégores positivos.
Cuando sentimos que alguien nos ha hecho daño, podemos quizás llegar a emitir pensamientos de ira, venganza y hasta lo expresamos con palabras, en ese momento nuestro cuerpo emite ondas electromagnéticas que salen al espacio donde se encuentran con otras cargas afines, es decir, ondas similares de pensamiento de odio, tristeza, abandono, despecho de otras personas, y se una a ellas como si fueran imanes. Y cuando se evoca se siente más daño aún, porque el Egrégor está fortalecido y aumenta a costa de quienes domina, así se forma una conciencia colectiva de derrota, tristeza, odio, resentimiento, violencia, etc. que nos cubre con su atmósfera densa y oscura.
Es por esto que debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos y pedir que sea elevada nuestra vibración.
Así formamos la "conciencia colectiva" con nuestros pensamientos, así mismo afectamos a nuestro entorno, familia, hogar, ciudad, país, planeta. Todos tenemos cada vez más la certeza de que somos habitantes de una misma tierra, y que todo lo que ocurre en ella nos afecta en mayor o menor grado. Debemos, en conciencia despierta, emitir pensamientos positivos y de esperanza, para crear un Egrégor colectivo luminoso que nos ayude en la manifestación de nuestro positivismo y en la evolución de cada ser y del planeta que habitamos.
Palabras colmadas de sinceridad, convicción, fe e intuición, actúan como bombas vibratorias altamente positivas, cuyo estallido desintegra las energías condensadas de las dificultades, operando la transformación deseada. Evitemos pronunciar palabras desagradables, aun cuando se refieran a hechos reales.
Cuando, ante un conflicto, repetimos afirmaciones sinceras, con plena comprensión, sentimiento y determinación, éstas atraen infaliblemente la ayuda de la energía positiva. Hagámoslo con confianza infinita, desechando toda duda.
Por lo tanto, prestemos atención a lo que pensemos en el momento cuando las emociones estén alteradas, ya que eso producirá grandes efectos en nuestras vidas y las del entorno.
El término egrégor o egrégora significa "alma colectiva", "espíritu en común", en el sentido de idea, objetivos, deseos, pensamientos, pasión, etcétera, es decir, sinergias que constituyen y dan sentido a un grupo.
Un egregor es una acumulación de energía, una masa de vibraciones que se concentra en planos no físicos, desde el etérico al mental, y que está asociado a un determinado concepto, arquetipo, emoción, forma de pensamiento, etc. Hay egregores positivos, o podríamos decir que compuestos por energías de carga positiva, y hay egregores que son todo lo contrario, asociados a miedos, temores, y todo el abanico de emociones y energías derivados de ellos.
Hay egregores que se crean, por ejemplo, cuando miles de personas piensan y proyectan un cierto tipo de energía sobre un concepto, persona, idea, evento u objeto, apareciendo un campo energético asociado a ese evento, persona u objeto al que, entonces, una vez creado, todo el mundo que se “une” y “sigue” a ese evento, objeto o persona, puede sentir la conexión energética, su “peso” sobre tu psique, sus efectos, sus beneficios o sus historias miles asociadas, consciente o inconscientemente.
Para que se cree un egregor con cierta potencia y poder, tiene que haber una cantidad de energía mínima sostenida en el tiempo que cree, forme y mantenga esa bolsa de vibración. Una sola idea o pensamiento de una sola persona no crea un egregor sobre esa idea o pensamiento, pero varias personas conectando con esa idea, o concepto, durante un cierto tiempo, y de forma regular, sí que lo hace.
Un egrégor es aquella energía mental que soporta a una idea o a un ideal específico. Podríamos decir que el egrégor es una especie de “cooperativa de energía mental” pues se nutre del aporte mental de las personas que trabajan en pos de ese ideal, pero a la vez les retribuye energéticamente. Es una condensación bajo una forma determinada de pensamientos, deseos y sentimientos de la humanidad. Así en el plano astral, psíquico y en ciertos niveles del plano mental, tendremos una serie de egrégores o formas psíquicas que tienen que ver con estados de conciencia humana. Cualquier idea o grupo humano organizado posee su egrégor: un equipo de fútbol o de béisbol, un partido político, una religión o una marca de gaseosas, etc.
El nacionalismo es una manifestación de la fuerza proveniente del egrégor de la patria, que con sus símbolos y signos nos liga a un país determinado. Los aficionados a un equipo, cuando gritan en explosiones de euforia en un partido, dan energía mental a ese egrégor. El egrégor está formado por la energía mental que han aportado personas a través del tiempo, cuando han trabajado por fortalecer una idea. La fuerza de un egrégor está relacionada con la cantidad de personas que han compartido ese ideal, así como con el poder, la perseverancia y la calidad de los pensamientos y las acciones de esas personas. Entre más tiempo se mantenga y más personas lo nutran, el egrégor será más poderoso.
Si el número de personas se reduce, disminuyendo por ende el aporte energético, el egrégor se debilita y podría incluso llegar a desaparecer.
Algunos egrégores tienen asentamiento en lugares físicos concretos que en algunas ocasiones han sido especialmente seleccionados, tal es el caso de los sitios considerados sagrados o los que han sido dedicados al culto o alabanza de algún santo milagroso. A esos lugares concurren personas, que con sus oraciones y sus pensamientos nutren al egrégor, y éste por su parte responde ayudando a que se cumplan los deseos de las personas que lo alimentan. Los egrégores no son ni buenos ni malos, únicamente van a responder a las características del ideal al que están ligados. Va a ser muy distinto el egrégor de una religión al de un partido político o el de un país al de un producto de venta masiva. Cada uno de estos egrégores es acorde con los principios de su idea progenitora.
Ciertamente los egrégores pueden ser creados consciente o inconscientemente. No importa si el egrégor ha sido creado consciente o inconscientemente, éste va a responder de acuerdo a los principios propios de la idea que le da arraigo. Si esa idea es de paz, el egrégor responderá pacíficamente. Si esa idea es de agresividad, responderá en forma agresiva. Lo que sí debemos recordar es que el egrégor no es racional, funciona siempre de manera “automática.”
Prestemos atención a lo que Pensamos… Debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos, pues los Egrégores son "creaciones" nuestras, creaciones de cada uno de nosotros, todos creamos Egrégores
Esta energía PENSANTE de creación nuestra es un Egrégor, es como un HIJO creado por su Creador (nosotros).
Este Hijo existe en un plano etérico y como es nuestro hijo, nosotros lo debemos mantener. Este hijo si lo hemos cargado con odios, sufrimientos y rabias, esta será su esencia.
Constantemente estamos emitiendo pensamientos desde nuestro cuerpo mental, es una actividad incesante y muchas veces sin la conciencia completamente despierta.
Con el poder de la mente gobernamos las células de nuestro cuerpo, lo que ocurre en nuestra mente se refleja y manifiesta como un espejo en nuestro cuerpo físico, emocional, espiritual, etc.
Los pensamientos son energías que se acumulan en nuestros cuerpos y otra parte de ellos se expanden y salen a la atmósfera, son entidades que funcionan de acuerdo a la dirección que le hemos dado. El ojo humano no está capacitado para "ver" estas energías, sin embargo nos afectan positiva o negativamente, muchas veces nos ha pasado que "sentimos" antipático a alguien que recién conocemos, aún sin saber casi nada de él, sin embargo hay personas que nos atraen y buscamos su compañía sin tener una razón muy clara. Lo mismo nos pasa en los lugares que visitamos.
Existirían básicamente dos tipos de pensamientos; los positivos y los negativos. (Por supuesto que dentro de esta clasificación hay diversos matices) Los pensamientos negativos son opacos, oscuros, de baja vibración, afectan a quienes van dirigidos y rodean al individuo que los emitió en una atmósfera pesada, oscura, como algunos llaman con "malas vibraciones". Así el individuo crea lo que se llama Egrégores negativos. Por el contrario, los pensamientos altruistas, positivos, siembran en nuestro subconsciente un semillero maravilloso con vibraciones luminosas, estimulándolas en lo positivo, en lo luminoso, nos proporcionan salud, paz, armonía, energía, etc. Estos son los Egrégores positivos.
Cuando sentimos que alguien nos ha hecho daño, podemos quizás llegar a emitir pensamientos de ira, venganza y hasta lo expresamos con palabras, en ese momento nuestro cuerpo emite ondas electromagnéticas que salen al espacio donde se encuentran con otras cargas afines, es decir, ondas similares de pensamiento de odio, tristeza, abandono, despecho de otras personas, y se una a ellas como si fueran imanes. Y cuando se evoca se siente más daño aún, porque el Egrégor está fortalecido y aumenta a costa de quienes domina, así se forma una conciencia colectiva de derrota, tristeza, odio, resentimiento, violencia, etc. que nos cubre con su atmósfera densa y oscura.
Es por esto que debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos y pedir que sea elevada nuestra vibración.
Así formamos la "conciencia colectiva" con nuestros pensamientos, así mismo afectamos a nuestro entorno, familia, hogar, ciudad, país, planeta. Todos tenemos cada vez más la certeza de que somos habitantes de una misma tierra, y que todo lo que ocurre en ella nos afecta en mayor o menor grado. Debemos, en conciencia despierta, emitir pensamientos positivos y de esperanza, para crear un Egrégor colectivo luminoso que nos ayude en la manifestación de nuestro positivismo y en la evolución de cada ser y del planeta que habitamos.
Palabras colmadas de sinceridad, convicción, fe e intuición, actúan como bombas vibratorias altamente positivas, cuyo estallido desintegra las energías condensadas de las dificultades, operando la transformación deseada. Evitemos pronunciar palabras desagradables, aun cuando se refieran a hechos reales.
Cuando, ante un conflicto, repetimos afirmaciones sinceras, con plena comprensión, sentimiento y determinación, éstas atraen infaliblemente la ayuda de la energía positiva. Hagámoslo con confianza infinita, desechando toda duda.
Por lo tanto, prestemos atención a lo que pensemos en el momento cuando las emociones estén alteradas, ya que eso producirá grandes efectos en nuestras vidas y las del entorno.
Les dejo un muy interesante video que complementa este artículo:
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