Los senderos los trazamos para recordar cómo recorrerlos
hasta volver a Casa.
Si recorremos un sendero que ya está trazado, evitaremos
esfuerzos, pero no alcanzaremos nuestra propia meta.
Recorreremos solitariamente una parte del sendero, pero
inevitablemente encontraremos otros senderos que se unirán al nuestro, y tendremos
la posibilidad de comenzar a encontrarnos con la otra parte de nosotros mismos.
Si, en cambio, caminamos por senderos paralelos, nunca vamos
a encontrarnos. Y a la meta no vamos a llegar.
Las experiencias que atravesaremos serán tan grandes, que en
muchas ocasiones trataremos por todos los medios de tomar un atajo para
desviarnos.
Nadie dijo que recorrer el sendero fuera fácil.
Pero… ¿A qué le tememos? ¿Por qué dudamos? ¿Por qué nos enojamos? Nada pasará que
no lo hayamos planeado nosotros mismos.
Ya nos desviamos por los atajos muchas veces y no llegamos a
la meta.
Si estamos verdaderamente dispuestos, podemos volver a
intentarlo.
Aunque, esta vez, no vinimos sólo para intentarlo.
Sino para recorrerlo.
Namasté
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