El conformismo fue durante milenios la ley que gobernó a quienes olvidaron crear algo diferente de lo que (por obediencia) aprendieron.
El conformismo anula nuestra maravillosa capacidad de Ser y nos ancla en un destino que no es nuestro.
Cuando logramos reconectarnos con nuestra esencia (es decir, con nuestro Yo) se produce una explosión de poder y de energía, que sólo podemos medir a través de un estado de paz inconmensurable.
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