domingo, 16 de octubre de 2016

Familias de Sangre y Familias de Luz


Todos provenimos de una Familia de Sangre, aquella con la cual compartimos lazos sanguíneos que nos unen...

Podemos llevarnos bien o no tanto...

Nuestra Alma necesitó nacer en esa Familia de Sangre y cada uno de los miembros con los cuales compartimos esa familiaridad cumplen un rol importante en nuestro crecimiento. 

Esas Familias de Sangre nos marcan el Alma de la mejor o de la peor manera... Nos ayudan a crecer expandiendo nuestro Ser o nos provocan hasta sacar lo peor de nosotros para justamente hacernos notar cuánto nos falta para crecer... 
No se trata, por ejemplo, de aceptar el maltrato, sino de entender que esa dura experiencia se presentará para (en el mejor de los casos) obligarnos a cambiar nuestra actitud que consistirá, por ejemplo en ¨corrernos del blanco de tiro¨, o fortalecer nuestro espíritu desarrollando las aptitudes que teníamos dormidas, o ayudar a otros que les pase lo mismo, etc... 
Los niños pequeños son los más vulnerables, y son quienes se les hace más difícil poder entender y manejar tal cuestión. Para ellos, los padres son ¨un ejemplo¨ aunque justamente sean lo contrario, y seguramente defenderán a esos padres por más que vean que en el resto de las familias no se producen esos maltratos. Por eso deberán ser otros adultos que rodean a esos niños quienes tomen la responsabilidad de poner freno a tal cuestión.

Las Familias de Sangre nos marcan condicionando muchos de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones que perdurarán por el resto de nuestras vidas...

Familias de Sangre constructivas ... Familias de Sangre destructivas...

Las hay de las dos clases...

Las que destruyen nuestro Ser nos obligarán a trabajar en la muy difícil tarea de aprender a juntar esas partes que se rompieron en mil pedazos... Dura tarea que necesitaremos hacer a lo largo de nuestras vidas... Y aprender a lograrlo será un laberinto complejo que necesitaremos desentrañar para llegar a destino...

Las Familias de Luz estarán compuestas por aquellos Seres maravillosos que nuestra Alma necesita reencontrar a lo largo de nuestras sucesivas vidas y pondrán Luz cuando nuestra Alma esté anclada sin saber cómo avanzar.

Con las Familias de Luz compartimos la unión álmica. 
Esa bella ¨familiaridad¨ que sentimos con gente que nunca habíamos visto... o esa ¨coordinación perfecta¨ para llevar adelante nuestra misión... o las necesarias ¨sacudidas de nuestra mente y corazón¨ que esos miembros de nuestra Familia de Luz nos provocan hasta hacernos entender para qué vinimos a este plano... 
Esas y tantas otras hermosas acciones son las que dan cuenta que todos tenemos una bella Familia de Luz...
Lo importante será aprender a descubrirla. 

Namasté

Stella Maris

Pulsando en la siguiente imagen, te regalo todas...

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