¿Qué sentimos por los seres o las cosas que nos rodean..?
¿Cómo nos relacionamos con ellos...?
A veces confundimos lo que es el amor con lo que es la necesidad y la pertenencia... Tal cosa o tal persona ¨nos pertenece...¨
Y adjudicamos nuestro poder y dominio sobre ellas, mezclando sutilmente el amor...
Con argumentos muy bien armados justificamos tal pertenencia...
Y automáticamente anulamos el amor y la libertad... (en nosotros y en los demás...)
Expresiones muy comunes:
¨Todo eso es mío...¨
¨Si pierdo esas cosas, no sé qué haré...¨
¨Te necesito...¨ ¨No puedo vivir sin vos...¨
¨No encontrarás a nadie mejor que yo que te entienda...¨
¨Sólo yo estaré presente para ayudarte cuando pase tal cosa...¨
(¿Acaso no estaríamos ¨poniendo un alto precio¨ a nuestra ayuda para justificar la posesión...?)
Apego a las personas y a las cosas...
Apego y posesión...
Dominio y esclavitud...
Cuántas
veces a lo largo de la vida le adjudicamos el adjetivo POSESIVO ¨Mi¨
a las personas o a las cosas... ¨Mi mamá... mi papá... mis hermanos...
mis amigos... mis cosas... mis actividades... mi casa... mi país.... y
tantos miles de ejemplos que podemos citar bajo el título ¨Todo eso es
MÍO¨
No es descabellado decir ¨MÍO...¨
Lo
perjudicial sería cuando se produce una pérdida de aquello que creemos
poseer, pues si estamos tan aferrados, correríamos el riesgo de
perdernos también a nosotros mismos...
Las
catástrofes, los ladrones y la muerte son tres grandes maestros que nos
pueden enseñar de manera muy cruel que todo aquello que creemos poseer
puede desaparecer en un instante...
Y
a veces el dinero cumple la ¨mágica función¨ de crear una falsa
percepción de la realidad: convencernos que podemos poseer algo... Si
fuera así, eso que obtuvimos podríamos retenerlo durante toda la vida y
también después...
Todo lo que no traemos al nacer, es prestado. Aunque nos digan lo contrario.
Cuando literalmente no tenemos miedo de perder nada, recién allí es cuando empezamos a encontrarnos a nosotros mismos...
Llegamos al mundo desnudos, con las manos vacías... y con un gran corazón para amar...
Y nada nos llevaremos al partir...
¿Qué le pasó a nuestro corazón que aprendió a aferrarse posesivamente a las personas y a las cosas...?
¿Será
que ¨TEMEMOS PERDER EL OBJETO AMADO¨ (personas o cosas) por eso nos
aferramos justificando con argumentos los ¨beneficios¨ de nuestra
posesión...? Incluso llegamos a proyectar en los demás la posesión hacia
nosotros...
¿A qué le ¨tememos...¨?
¿A la pérdida...? ¿La ¨pérdida¨ de qué...?
¿Qué puede pasar si ¨perdemos¨ eso que ¨creemos poseer...¨?
Si nada ni nadie ¨nos pertenece...¨
Sólo ¨nos tenemos a nosotros mismos¨...
¿Cuántas veces por día pensamos en que ¨lo único que poseemos es a nosotros mismos...¨?
¿Cuántas veces por día, en cambio, pensamos en ¨nuestras posesiones¨ llamadas personas o cosas...?
Somos
¨pasajeros¨ de la vida. Y si nuestra ¨valija¨ está demasiado ¨llena¨ al
momento de partir, será literalmente imposible remontar vuelo...
Recordemos que llegamos al mundo desnudos, con las manos vacías... y con un gran corazón para amar...
Para AMAR... NO para POSEER...
Y que lo único que poseemos es a nosotros mismos...
Eso debiéramos recordarlo durante toda la vida.
¡Abracitos de Luz!
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